jueves, septiembre 28, 2006

Mis amigos I: Circe Erlich


Aunque así lo parezca, no todo va a tratar acerca de mí.
En esta ocasión, me doy el gusto de comenzar una sección nueva referida a mis amigos: las mascotas. O, como también podría entenderse, las mascotas de mis amigos.
Hoy les presento a Circe Erlich -su nombre de soltera-, aunque para ser riguroso debo aclarar que su apelativo actual es Circe Erlich de Raisa, que es su dueña-hermana-mamá.
En un comment de cierto post anterior, la propia Raisa, ante mi pedido de material fotográfico (las dos viven en San Miguel de Tucumán), accedió con ciertas precauciones que comparto con Uds.
«Mi gatita se llama Circe y va a cumplir los 7, pero hoy tiene 6. Ella también vive en un departamento. Ya te voy a mandar una foto, pero no te la vayas a comer, a menos que seas bueno con los gatos. Mi tía tiene perros y gatos, y digamos no se llevan muy bien. Pero mi gata no sale del departamento nunca, porque no es callejera.»

A continuación, respondí:
«(...) Y te prometo que no me la voy a comer. Con los gatos me llevo muy bien, incluso hasta les tengo un poco de cuiqui. Una vez uno que se llama Pancho me arañó la nariz. Con los que me llevo mal es con otros perros. Eso es culpa de mis Papis; porque como nunca me sacan a pasear, me acostumbré más a estar con gente que con animales. ¡Qué se le va a hacer!
Le mando un besote a Circe y una movida de cola para vos.»

Muchas gracias, Raisa, por mandar la foto de Circe. Es muy linda. Espero que las dos jueguen mucho (pero sin hacer lío).

martes, septiembre 26, 2006

El Día D III

05/12/98
Salí de La Cucha en brazos de Willy -pese a que compró correa, collar y otras cosas que forman parte del kit mascotero-, porque en su fantasía él pensaba que yo iba a salir corriendo por la Avda. San Juan.
En realidad, con tan pocos días de vida -había nacido el 29 de septiembre; es decir, tenía poco más de 2 meses-, lo último que se me hubiera ocurrido era escapar. Especialmente con tantos autos, tanta gente y tanta cosa desconocida que me rodeaba.
Literalmente, mi vida estaba en sus manos. Después de insoportables noches en el local, sabiendo que pocos días me quedaban junto a mis hermanas y lejos de una mamá y un papá que ya no recuerdo, Marcela y Willy eran todo lo que tenía.
Ni siquiera conocía mi verdadero nombre.
Por eso, en camino hacia el auto, mi Mamá adoptiva dijo:
-Ahora te vas a llamar Psycho. ¿Te gusta?
Luego vino la explicación de mi Papá: el nombre -pronúnciese sáico- proviene del inglés y significa loco, psicótico. Lo propuso Willy, y Marcela estuvo de acuerdo, tras recordar una vieja canción del grupo Talking Heads que se llama Psycho Killer. Como sonar, sonaba bien al oído, aunque para mí daba lo mismo llamarme de esa manera como Capitán o Bobby.
Todo estuvo bien en el auto y el viaje fue rápido. Llegamos a casa y, contrariamente a lo que pensaban mis dueños, me parecía un lugar encantador e ideal para vivir. Tan ideal que, en cuanto Willy me dejó sobre el parquet del living, hice pis para marcar mi territorio.
Sí, señoras y señores: a partir de ese instante, el lugar era mío.
Juro que no lo vi venir.
Un alarido estremeció el departamento.
-¡No! -gritó Marcela.
Casi al mismo tiempo, una garra (después supe que era la mano de Willy) me alzó y -literalmente- me hizo volar 3 metros hacia la cocina.
El horror... Ahí conocí el horror.
Todo pasó en cámara rápida.
No alcancé a reponerme de la caída, cuando mi hocico se vio refregado una y otra vez contra la página de Policiales del diario Clarín al grito de Acá, acá. Los que quieran sacarse la duda de lo que se siente empaparse con su propio pis pueden probarlo. En el caso de los hombres, si pasaran por esa tortura seguramente serían más cuidadosos en levantar la tabla para orinar.
Nunca más hice pis fuera del lugar asignado para ello.
Desde ese día, cuando Willy pregunta: ¿Querés volar?, huyo a los brazos de Marcela.
Y lo digo en serio.

jueves, septiembre 21, 2006

El Día D II

05/12/98
Marcela y Willy estacionaron el Twingo rojo y caminaron hasta La Cucha con ansiedad. No tenían grandes expectativas, sino muchas ilusiones y severas condiciones para su perro ideal:
  • Que sea tranquilo.
  • Que sea macho.
  • Que sea de pelaje corto (por eso del problema de los cambios de pelo).
  • Que sea de un tamaño acorde con el departamento.
Desde la vidriera hasta el salón fueron encontrándose con toda clase de perros: muy grandes, muy chicos, muy caros, muy de moda, muy vistos... Hasta que se detuvieron frente a una jaula en particular que contenía 3 cachorros, todos lindos, de una raza no muy habitual por esas épocas.
1 cachorro hacía lío, saltaba para todos lados, mordía a los otros 2, chumbaba. Esos 2 eran tranquilos y tenían sendos pares de hermosos ojos verdes. El restante, ojos marrones comunes y corrientes.
La decisión estaba tomada.
Esto es lo que recuerdo del diálogo entre mi Papá adoptivo y el veterinario:
Willy: -¿De qué raza son esos perros?
Veterinario: -Son bretones.
W: -Ajá. ¿Qué características tienen?
V: -Tienen muy buen carácter y son juguetones. Los bretones son cachorros toda su vida.
(Un problema. Papá mira a Mamá interrogándola con la mirada.)
W: -¿Son basureros?
(Es decir: ¿Hacen lío? ¿Rompen cosas? ¿Revuelven y comen basura?)
V: -Y... Hay de todo. Hay perros que son basureros y otros que no.
W: -Mm... Ajá. Y, ¿cuánto sale uno de estos?
V: -A ver... $ 380.
(Otro problema. Un poco caro. Papá mira a Mamá interrogándola con la mirada.)
W: -¿Y son de perder mucho pelo?
V: -No, no más que otros perros.
(Mentira. Tercer problema.)
W: -¿Qué te parece? El precio, todo...
Marcela: -Me parece bien.
W: -Bueno, nos gustaría un macho. Uno de estos 2.
(Papá apunta hacia los cachorros tranquilos y de ojos verdes.)
V: ¿Los de ojos verdes?
M: Sí.
V: Son hembras. Las hembras son las que tienen ojos claros. Son las hermanas del machito.

Así, de un segundo a otro, todas las miradas confluyeron en mí: el bretón naranja y blanco que tenía unos vulgares ojos marrones, una burda mancha verde oscura en la frente y se la pasaba complicándole la vida a sus pobres y pacíficas hermanas.
W: ¿En serio?
V: Este es el único macho que quedó.
Willy miró a Marcela y ella sonrió.
W: -Bueno, lo llevamos.

En un mundo de idealistas teóricos, no todos conocen su precio.
El mío es $ 380.

martes, septiembre 19, 2006

El Día D I

05/12/98
Ya lo venían hablando.
Marcela y Willy venían coqueteando con la idea de tener un perro, aunque no pasaba de eso; de un simple ejercicio de fantasía. Ella estaba casi decidida. Él, en cambio, lo veía como algo sumamente lejano; tan difícil como considerar la idea de mudarse, por ejemplo.
Fue el primer sábado de diciembre, creo; que me parece cayó 5 y nublado. Ese día salieron de compras al shopping. Dando vueltas por ahí, terminaron con la ñata contra el vidrio admirando cachorros en una veterinaria. Comprobaron los precios. Se enternecieron, pero siguieron su camino. No habrán hecho más que unos pasos cuando Willy preguntó, un poco al aire y otro poco a Marcela:
-¿Y si nos compramos un perro?
No sé qué se le habrá cruzado por la cabeza que logró romper su rígido esquema de prioridades y temores. Realmente, hasta el día de hoy no lo sé. Necesidad, creo que puede ser una palabra clave. Necesidad de dar un paso hacia lo que él considera como vacío.
La respuesta de ella fue lacónica.
-¡Sí!
Aunque, como conocía a mi Papá adoptivo, dejó margen para el arrepentimiento.
-¿Estás seguro?
Pero Willy estaba hecho un salvaje. Como suele suceder cuando toma una decisión, optó por morir en la suya.
-Y... sí.
Corrieron al auto, enfilaron al departamento y juntaron toda la plata que tenían.
Calientes como estaban con la flamante ocurrencia -aunque entibiados por los precios del shopping-, dirigieron rumbo al comercio conocido como La Cucha, que quedaba a unas 15 cuadras de la casa.
Hacia allí partieron.

viernes, septiembre 15, 2006

Ellos I


x Diego [1998-01]
Bajo el muelle de pescadores de Mar de Ajó.
Ellos son Marcela y Willy, mis dueños, mis padres adoptivos, en una foto tomada por el sobrino de él.
¿Por qué elijo comenzar con esta foto? Simplemente para hacer algo así como una marca en la arena. Es decir, expresar con una imagen el momento previo a mi aparición en sus vidas.
Se los ve felices y de vacaciones. Pero no estaban bien. Trabajaban mucho y ganaban poco. El grueso de sus ingresos servía para pagar deudas que no habían generado ellos. El país tampoco ayudaba. Vivían en un departamento viejo, chico, feo, con poca luz y menos aire.
Seguían postergando la sola idea de tener un hijo hasta que vinieran tiempos mejores. Pero pasaban los años y todo empeoraba.
¿Un perro? ¿En esas condiciones?
¿A quién se le puede ocurrir la idea de tener un perro?

sábado, septiembre 09, 2006

Soy un perro

Esto es lo que soy y no pretendo más.
La verdad es que no puedo negar que tengo una buena vida, aunque me gustaría hacer muchas más cosas de las que me permiten.
Creo que tengo un buen carácter, pese a que de cuando en cuando me mando alguna macana.
Como no tengo hembra ni crías, dictarle este blog a Willy, mi dueño y mi padre adoptivo, es la única manera que se me ocurrió de dejar mi mensaje a la posteridad.
Mi huella.
La vida de los perros no es tan larga como la de los humanos y quiero aprovecharla al máximo contándoles acerca de las cosas que me interesan.
Ojalá que les guste.